La autoestima sana

Muy adentrada ya en la edad adulta y con varios títulos universitarios a mi espalda descubrí en un taller cuán grande era mi falta de autoestima. Indagué en el sentimiento que reconocí imbricado profundamente en mi ser y comprendí que el hecho de ser “una mas” en una familia andaluza de clara estructura patriarcal en la que lo masculino era idolatrado, tenía mucho que ver con ello. Trabajar sobre este descubrimiento me ha ayudado a mejorar muchas áreas de mi vida.

La falta de autoestima o la valoración negativa de nuestras características, capacidades y potencial, tiene nombre de mujer. Un estudio de 2016 con cerca de 1 millón de personas, comprobó mayor incidencia entre mujeres en todas las culturas estudiadas, especialmente en occidente. Sin duda entre los factores que mas influyen en esta falta de autoestima está la imposición social de ser bellas, ser tratadas como ciudadanas de segunda y también con la imposibilidad de cumplir objetivos inalcanzables como el de ser supermujeres.

Se considera que una alta autoestima fomenta el bienestar, una conducta pro social, relaciones mas satisfactorias y mejor interrelación en grupos, mientras que la falta de autoestima afecta a la salud, no solo la salud psíquica con: depresión, ansiedad, timidez, anorexia, insomnio, etc, sino que también aumenta la vulnerabilidad a trastornos y enfermedades físicas probablemente con mediación del estrés. Teniendo en cuenta que esta peor autoestima de las mujeres tiene que ver con su forma de socialización, es necesario que comencemos cambiar estos patrones para promover la autonomía y la autoconfianza en nuestras niñas. Reducir el énfasis en la apariencia física, enseñarles a mirarse al espejo sin juzgar su aspecto, apreciarse como seres únicos sin compararse de forma negativa con las demás, sería la forma de fomentar y cuidar la autoestima de las mujeres del futuro y de esta forma garantizarles una vida mas feliz y mas sana.

De que hablamos cuando hablamos de salud

Y sigo con los principios: en esta web somos apasionadas de la salud. No ¡claro! del concepto de salud negativo del sistema biomédico imperante -medicina tradicional- basado en la idea de que la salud es ausencia de enfermedad, sino de una visión de salud en positivo. Una visión de la salud que la entienda como la capacidad de adaptación del organismo a las circunstancias que la vida nos depare. Siempre he pensado que necesitamos pensar mas en lo que hablamos cuando hablamos de salud ya que según la OMS el 60% de las causas que nos enferman están relacionadas con el estilo de vida (1). Necesitamos profundizar mas en las cosas y las causas que nos llevan a enfermar o al menos a colocar el organismo en situación de desequilibrio que puede llevar a enfermar. También en las situaciones, actitudes, causas y cosas que se asocian con una mayor calidad de vida, con el bienestar, con el crecimiento en todos los ámbitos de la persona y nos llevan a envejecer convirtiéndose en personas cada vez mas sanas y mas sabias (que se puede).

Para ello resulta imprescindible plantearnos la necesidad de tener un sistema de salud en el que se educa a los jóvenes a cuidar si mismos y de su salud desde temprano, aprendiendo en sobre ella en asignaturas de “educación para la salud” que les ayude a hacer las mejores elecciones el cuidado de su cuerpo a lo largo de su vida. A partir de ahí, a lo mejor un día cuando hablemos, hablaremos de la verdadera salud.

1- Ziglio E, Currie C, Rasmussen VB. (2004). The WHO cross-national study of health behavior in school aged children from 35 countries: findings from 2001–2002. J School Health, 74 (6): 204– 206

Cuidado de nuestros genitales

Lo que nos dice la medicina funcional sobre el cuidado de nuestros genitales

La presión sobre la belleza de las mujeres ha llegado también a sus genitales. La normativa ahora no es solo contra el (mal?) olor, sino también impone genitales completamente rasurados, vulvoplástias y cirugías de labios menores. Desde el feminismo se denuncia esta imposición que se reconoce influenciada por la estética porno en uso, en el cual el modelo de mujer tiende a ser aniñado con vulvas de aspecto infantil como si el patriarcado nos quisiera siempre débiles y vulnerables. La medicina funcional y la medicina con perspectiva de género rechaza esta normativización y nos aportan consejos muy útiles sobre el cuidado de nuestros genitales externos, es decir, vulva, vagina, periné etc mal llamadas “partes íntimas”, una forma más de silenciar sus verdaderos nombres. Por una parte el pelo siempre es protector, especialmente en una piel tan sensible como es el monte de Venus y por otra parte nuestros genitales externos son tan distintos de los de las demás como nosotras y por ello perfectos en si mismos, así que en muy contadas ocasiones puede estar justificada una labioplastia de reducción. El uso de ropa íntima de algodón puede evitar la aparición de reacciones alérgicas (la lencería se nutre del plástico reciclado de botellas). Por otro lado, el cuidado de nuestros genitales, la llamada "higiene íntima femenina" no necesita productos especiales. El lavado diario con agua y jabón neutro es suficiente. La vagina con su flora propia protectora solo requiere para su mantenimiento una dieta adecuada de probióticos y evitar la contaminación por flora patógena utilizando preservativos en relaciones esporádicas. Por último invito a todas las mujeres a mirar y a conocer sus genitales externos por medio de un espejo y si se puede un espéculo. Al fin y al cabo el conocimiento es poder.

Maria José Hernández Ortiz

Dra en medicina

Doctor of chiropractic